Soy

Soy, se encontraba mirando alrededor como había hecho miles de veces, desde el día en que nació. Su vista se fue acercando a un grupo de palomas que jugaban juntas en el cielo azul. Se dio cuenta de que sus movimientos formaban una danza, a su vez el paisaje de fondo y el sol, parecían como una música de acompañamiento y las palomas a su vez surcaban el cielo con esta bella melodía.

Pin de Begoña Ubilla
Pin de Begoña Ubilla

Todo aquello le resultaba muy familiar a Soy. Se trataba de esa familiaridad que creía haber perdido desde el día que Pen y Sen se habían separado.

Pen y Sen eran dos amigos que habían nacido juntos. Vivían en un lugar llamado «Todo está aquí». Les gustaba mucho salir a explorar todos los rincones del lugar porque experimentaban la sensación de estar vivos, les encantaba «VIVIR».

Un buen día, Pen y Sen se sentaron en lo alto de una montaña a contemplar el paisaje que se extendía ante ellos. Por un momento sus miradas se cruzaron y Sen dijo: «Pen, deseo saber que es lo que puede haber más allá de este gran valle que nos rodea». Y Pen contestó: «Yo también estoy inquieto y creo que ha llegado el momento de descubrir el camino que se nos abre fuera de la cuidad».

Pin de Coromoro
Pin de Coromoro

Sin pensarlo una segunda vez, regresaron a casa, prepararon su mochila de viaje y partieron al amanecer. Al llegar a la puerta de la cuidad, se volvieron atrás y se despidieron. Luego se volvieron al frente y emprendieron el viaje hacia el horizonte. A medida que avanzaban, el paisaje iba cambiando y ellos también.

Unas veces se encontraban con un gran bosque tupido de vegetación que casi no los dejaba pasar; otras veces eran llanuras inmensas lo que pisaban sus pies. Entre un paisaje y otro, solían hacer un alto en el camino para hablar y reflexionar sobre sus vivencias y acababan riéndose a carcajadas cuando comentaban las anécdotas.

Pin de Daniel Nakagawa
Pin de Daniel Nakagawa

En una ocasión, acamparon en un cruce de caminos, estaban muy agotados y pronto se quedaron dormidos. Por la mañana Pen se despertó antes que Sen, notó algo extraño en el aire, se dio cuenta de que respiraba más depirsa y que su pensamiento también aceleraba su ritmo. Se levantó y percibió que todo él estaba agitado, no controlaba sus movimientos. Parecía como si una fuerza poderosa se metiera dentro y lo poseyera. Cogió sus cosas (y las de Sen) y sin más empezó a correr por un camino que se abría a su izquierda. Desapareció, hasta que se convirtió en un punto de luz tenue que se perdía a lo lejos.

Cuando Sen abrió los ojos, no vio a Pen. Pensó que había ido a buscar leña y que volvería pronto. Pasado un buen rato, empezó a preocuparse por la tardanza de su amigo. De repente se sintió invadido por una terrible sensación. Estaba solo. Y al instante supo que Pen había partido. Las mochilas no estaban en su sitio, sólo quedaba su pequeña brújula que apenas se veía entre los hierbajos. Cogió la brújula, se la metió en el bolsillo y emprendió su andadura por una senda que se abría a su derecha.

Pin de J.F. Ruiz
Pin de J.F. Ruiz

Ese fue el día en que Pen y Sen se separaron, lo que se supo de Pen, fue que se le veía vagar por las ciudades por las que pasaba, preocupado, agitado, con mucha prisa, siempre caminaba cuesta arriba sin poder parar.

Sen, por su parte, viajó hacia unos valles profundos, tanto que aveces no pasaban los rayos del sol. A medida que penetraba en los recovecos del valle, se sentía más y más pesado, hasta el punto de no poder moverse. Estaba atrapado en un paisaje oscuro.

Tanto Pen como Sen se perdieron en el horizonte y no se volvieron a encontrar, hasta el día en que Soy subió a la montaña donde Pen y Sen se habían sentado para contemplar el paisaje que se extendía ante ellos.

 
Publicado por:
Mafo Sosa

2 comentarios en “Soy

  1. Buen cuento, para mi refleja el momento en el que nos dividimos, nos perdemos y luego más tarde hay que subir a lo más alto para encontrarnos. Gracias Mafo

  2. Para mí, es un cuento que te invita a reflexionar sobre esas etapas de la vida, en que, sin darnos cuenta, los pensamietos y los sentimientos se nos descontrolan, perdemos el poder sobre ellos y nos manejan a su antojo haciéndonos pasar momentos muy terribles. Pero lo mejor de todo es que poco a poco y con voluntad, los volvemos a domar y, en el proceso nos hacemos más fuertes, viendo la vida desde otra perspectiva. !Nos hacen crecer ser mejores personas! GRACIAS MAFO.

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